Hay momentos en los que nada me importa. Entonces es cuando pienso en el sentido de la vida, en cual es mi misión en ella, adonde voy a llegar… Y si hay alguien realmente que tenga la respuesta a todo esto.
Puedo dividir mi vida en momentos, momentos mejores y momentos peores, momentos mas importantes y momentos menos importantes…momentos felices: buenos sentimientos, objetivos cumplidos, descubres que hay alguien a quien le importas, una buena conversación, por fin pasa algo que esperabas hace mucho tiempo…te enamoras…un beso…en fin, momentos que te gusta recordar y que te hicieron sentir bien.
Pero hay un momento, sin duda el peor de todos y el cual ya he nombrado otras veces, que cambió el transcurso de mi corta vida para siempre.
Fue entonces cuando empecé a pensar que la vida no vale nada, que no merece la pena un segundo mas, sabiendo que podría ser el último, sabiendo que no importa donde llegues porque al final todos acabaremos igual. Y sé también que puedo acabar ahora mismo con todo esto, pero algo dentro de mi tiene curiosidad por saber que va a pasar, que es lo que tiene el destino reservado para mi, por no decir que puedo ser yo la que trace mi propio destino.
Así que todos ese pesimismo y dolor que hay dentro de mi lo dejo oculto, intento olvidar, y me levanto cada día intentando seguir mi trayectoria y buscando algo que me haga seguir adelante. Me esfuerzo por mostrar siempre una sonrisa y ayudar a todo aquel que se cruce en mi camino. Porque yo no soy feliz, pero quizás si puedo hacer que alguien lo sea…y entonces puedo pensar que ese será mi destino, mi misión o en parte el sentido de mi vida.